lunes, 12 de mayo de 2008

REJUVENECER EL ENVEJECIMIENTO


¿REJUVENECER EL ENVEJECIMIENTO?

Esta semana he acudido a una presentación de un ciclo de mesas redondas sobre el impacto del envejecimiento de la población en el mercado de trabajo, que se realiza en ESADE con el patrocinio de Manpower.

Las ponencias de esta primera sesión aportaron datos muy interesantes.

Partiendo de una hipótesis proyectada al año 2.050, desde la situación actual , el panorama que se vislumbraba en nuestras pirámides de edades era bastante desolador, sobre todo teniendo en cuenta nuestro paradigma actual.

Lo cierto es que todos los que estábamos en la sala, seguro que en el 2.050 estaremos fuera del mercado laboral.

Todos los participantes hablaron de la necesidad de prolongación de la vida laboral, de no desperdiciar el talento, y de aprovechar las capacidades más allá de lo que hasta ahora se viene haciendo.

Los datos eran reveladores de todo lo contario, aunque en España en las últimas y más recientes estadísticas se ha incrementado la edad de jubilación aunque no de forma apreciable, lo cierto es que se sigue observando algo que merece una reflexión algo más profunda.

Lo importante no es hasta qué edad alguien trabaja, sino hasta cuándo quiere trabajar.

Si hoy preguntáramos a la mayoría de las personas que a qué edad les gustaría jubilarse sin que ello supusiera un quebranto en sus percepciones, estoy convencido que una gran mayoría expresaría una cifra mucho más cercana a los 50 que a los 70.

Por otro lado, y a pesar de la evidente necesidad de aumentar los períodos de aportación a la sociedad, no es menos cierto que las empresas siguen mirando a la hora de realizar reestructuraciones a las edades y antigüedades más elevadas.

¿Qué está sucediendo para que esto sea así? ¿Cómo es posible que haya tanta discrepancia entre el discurso y la realidad?

Claramente lo que sucede es una mentalidad no evolucionada, las personas no están en nuestro mercado laboral trabajando ni en empresas, ni en funciones ni puestos, ni en entornos que les motiven, y las empresas no tienen desarrollados sistemas para que con el devenir de los tiempos los empleados sigan manteniendo el nivel de compromiso y motivación adecuado. En esta situación ambas partes visualizan esta relación - la laboral- como un mal necesario.

Si no se consigue cambiar la mentalidad de ambos, será difícil que se cambien los actuales parámetros.

Por otro lado, no es menos cierto, que siempre que se han realizado análisis de este tipo ha sucedido algún evento que ha venido a demostrar la fragilidad de las previsiones.El ser humano tiene una tendencia natural a tratar de predecir el futuro y buscar explicaciones de lo ocurrido en el pasado y conectar ambos. La naturaleza se encarga muy a menudo de ponernos en nuestro sitio.

Finalmente, el Estado trata de interferir, ya que nuestro sistema de pensiones nos obliga a movernos rápidamente en direcciones en que la sociedad necesita más tiempo para cambiar. El Estado como garante de los compromisos anteriores limita terriblemente ese movimiento por las hipotecas que tiene contraídas y por su voracidad recaudatoria. Nuestro vigente sistema de pensiones claramente hace aguas, pero ¿quién le pone el "cascabel al gato"?.









jueves, 17 de abril de 2008

CONVICCIÓN DE HÉROE


Ayer estuve en la sesión inaugural de la decimotercera edición del Salón Capital Humano, la ponencia corría a cargo del prestigioso Juan Carlos Cubeiro y William Rodríguez "Last Man Out" del trágico atentado terrorista del World Trade Center en Nueva York.
La presentación inicial a cargo de Juan Carlos fué excelente girando en torno a la supervivencia y cómo ésta es consustancial al mundo de la empresa también. Creo que debemos recuperar el sentido positivo del vocablo supervivencia que tan peyorativamente ha sido entendido en los últimos años. Impactante fue posteriormente el testimonio de William Rodríguez "Willy". Hasta ahora, una de mis recomendaciones a mis alumnos o participantes en los cursos de comunicación interna ha sido siempre el exhortarles que aparte de un único mensaje, se empeñen en compartir, y no en forzar, que traten de transmitir sus convicciones sin tratar de convencer, a partir de ayer me reafirmo en este pensamiento.
William elevó su testimonio hasta niveles que en algún momento creí que yo mismo estaba subiendo las escaleras de la torre norte con él y los bomberos. Alguien dijo que William fue héroe por accidente y yo lo que creo es que fue un héroe por convicción, más que eso, fue una convicción de héroe. Antes del terrible atentado, Willy fue un héroe limpiando cada día las más de 110 plantas del edificio de manera silenciosa y eficiente durante casi 20 años, la mayoría de nosotros hubiéramos sido incapaces de ello, y fue héroe con posterioridad, porque decidió después de la tragedia dedicarse convencido a la labor de ayuda a las víctimas y más concretamente a las hispanas y dar testimonio para que su situación fuera en la medida de lo posible aliviada. Recuerdo perfectamente en algunos viajes a Estados Unidos y más concretamente al Estado de Nueva York haber visto numerosas personas, de origen hispano, que en las oficinas donde iba a trabajar se dedicaban a las labores de limpieza, servicio de habitaciones, restauración etc. Me viene a la mente una situación estando en la Universidad Corporativa de GE en Crotonville, siendo el único español que participaba en un curso, que en uno de los descansos me acercaba a la zona de habitaciones a recoger una documentación y me encontré a varias personas enfrente de la puerta de mi habitación que murmuraban "creo que la persona que está en esta habitación es español", cuando llegué a su altura y con un cierto rubor por parte de ellos pensando que habían sido "pillados in fraganti", les dije en español "Buenos días, ¿ cómo se encuentran?" , la sonrisa que esbozaron junto con una mirada alegre hizo que a partir de ese día y durante más de cuatro semanas cada vez que tenían oportunidad departíamos durante pocos minutos alguna conversación sobre sus países y también lo contentos que estaban en sus trabajos en Estados Unidos. Dicho esto, no puedo por menos que pensar en la cantidad de personas de otros países que han venido a España y que día a día realizan trabajos que ni tan siquiera nosotros somos capaces de valorar. Esos héroes silenciosos y anónimos que todos los días me encuentro en el metro yendo y volviendo de sus trabajos, héroes que han sido capaces de abandonar su país, de dejar atrás su familia y amigos, su cultura y costumbres y aterrizar en nuestro país cargados de ilusión y ganas. Esos héroes a los que no reconocemos y que sólo seremos capaces de identificar si por algún motivo excepcional que nos afecte directamente calificaremos de héroes. Me pregunto cuándo podremos tener la habilidad y seguramente la humildad de reconocer a las personas como individuos irrepetibles capaces de hacer grandes cosas y que en algún momento hasta nos puedan salvar la vida.
Olvidémonos de una vez por todas de nuestros prejuicios, estereotipos y dediquémonos a tratar de hacer que nuestros entornos sociales sean cada vez más humanos.
Muchas gracias de corazón William por tu presencia, por tu conferencia, por tus palabras, por tus emociones y sobre todo por tu ejemplo.
Te deseo todos los éxitos que te mereces, y que finalmente en ese país tan paradójico, que es Estados Unidos en el que uno puede ser un héroe al tiempo de ser un sin techo "homeless" reconozca todo tu esfuerzo y dedicación.
Gracias también Juan Carlos por habernos facilitado esta oportunidad.

Jorge Cagigas